Técnicas rápidas para la ansiedad
Vivimos en una sociedad donde impera la velocidad, el todo para ayer.
Cualquier cosa que en este mismo momento pueda ser novedoso o interesante, quedará obsoleto o antiguo en un plazo máximo de horas o días. El estrés continuo al que nos vemos abocados, el continuo bombardeo por seguir cánones o conductas para no quedar descolgados o la simple incerteza a no tener una vida correcta o estipulada son los detonantes de la rotura. Rotura que cada vez se multiplica con mayor celeridad. La ansiedad.
Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, sudoración, molestias digestivas, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad, agobio, inquietud, torpeza o dificultad para actuar, inquietud motora, preocupación excesiva, irritabilidad, ensimismamiento, bloqueo, deseo de huir… lamentablemente, estamos hablando de los síntomas cada vez más comunes en personas de todas las edades y escalas sociales que nos rodean.
A pesar de ser un lastre, la ansiedad es la respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos. Siendo conocedores de ésta amenaza, simplemente necesitamos las herramientas para atacar al problema.
Cuando se diagnostican los casos, por regla general, los médicos facultativos recetan automáticamente una serie de medicamentos convencionales para paliar ese estado de ansiedad. Opiáceos y ansiolíticos cumplen con su acometido relajando o mejor dicho, aletargando a la persona para que pueda trabajar el problema a otro ritmo. Obviamente, no curan, simplemente “evaden” del estado alterado y con otras herramientas de trabajo psicológico se ayuda rebajar el estado de ansiedad.
Pero no todo el mundo es afín a este tipo de tratamientos “químicos”. Este tipo de fármacos también acarrea efectos secundarios como la dependencia y es por ello que muchas personas buscan como calmar la ansiedad naturalmente, una alternativa donde se aplique más la psicología o tratamientos alternativos en pos de la medicina recetada para poder solventar ésos estados alterados.
Cómo calmar la ansiedad. Técnicas rápidas.
Ante todo, lo primero que hay que hacer es reconocer dicha ansiedad. Cuando se estén sintiendo los síntomas, uno debe detenerse un momento, dejarlo todo y analizar qué está sintiendo y porqué. No dejarla crecer.
Mediante éstos cinco rápidos ejercicios, podremos afrontar un brota de ansiedad:
1. Detente, reconoce la ansiedad y acéptala. No se debe luchas contra ella ni evitarla autoconvenciéndose uno mismo de que no está. Para luchar con el enemigo, primero hay que conocerlo.
2. Espera hasta que pase. Todo tiene su fin. Cuando se note un pico elevado de ansiedad, conviene dejar todo lo que se esté haciendo y parar sin darlo mayor importancia. Conoces a tu ansiedad, afróntala sin miedo y espera a que pase. Pronto pasará.
3. Analiza la fuente que te causa ésa ansiedad. No para profundizar, sino para ayudarte a solventarla más rápidamente. Si sabes qué te ha causado el malestar, lo tienes más fácil para obviarlo y “pasar página”.
4. Distráete. Una vez seas consciente de tu estado alterado y del porqué del mismo, mientras esperas lo más relajadamente que puedas a que “pase la tormenta”, distráete con cualquier cosa a la que puedas derivar tu atención. Puede ser escuchar música, hacer ejercicio, tomarte un momento de meditación, recurrir a un recuerdo..
5. ¡Respira! Trabaja la respiración. Sin lugar a dudas, la respiración es el compás que mueve tu cuerpo. En el momento del colapso, céntrate en relajarte acompañándote de la respiración. Busca técnicas de respiración con las que puedas entrenar unos pocos minutos a diario para cuando necesites “tirar” de ello, las conozcas y ayude a pasar el estado alterado de forma más rápida y tranquila.
Ante todo, no hay que sentirse fuera de lugar o una persona débil por sufrir problemas de ansiedad. Actualmente toda la sociedad se está viendo abocada sin remedio a éste estado y es por ello que es importante conocernos interiormente para poder estar preparados y hacerle frente.